marzo 01, 2012

Regresa al Estadio Azul “el Chelito de la gente”…


Cruz Azul puede describirse en pocas o muchas palabras. Si queremos ahorrar caracteres, podemos definirlo como el 8 veces Campeón de Liga y 5 veces Campeón Internacional de CONCACAF (con una Libertadores sacada de la bolsa “a lo CONMEBOL”), además de 2 veces Campeón de Copa y 2 veces Campeón de Campeones en 48 años… descripción envidiable para los aficionados “burlones” de otros clubes que ni por asomo tuvieron/tendrán tanto éxito en tan corto tiempo pero que “viven” de las caídas azules en Finales aunque sus escuadras ni siquiera las disputen.

Si somos más abundantes de palabras, podemos hablar de un equipo metamórfico que nació grande bajo la gestión de Don Guillermo Álvarez Macías, que forjó una historia gloriosa con el sello del gran visionario, y que por diversas circunstancias se le han negado los títulos en épocas más recientes.

Como a los equipos los hacen los hombres, podemos hablar de legendarias figuras como Miguel Marín, Javier Guzmán, Alberto Quintano, Cesáreo Victorino, Eladio Vera, Héctor Pulido, Fernando Bustos u Horacio López Salgado como símbolos inequívocos de la época dorada (y caben más nombres); en épocas más recientes podemos mencionar a un Oscar Pérez, Juan Reynoso, Héctor Adomaitis o Carlos Hermosillo… ¿alguien tiene duda? Cuando queremos llegar al renglón del ídolo de la nueva era, quizá haya que considerar qué es un ídolo y cómo se compara con los mencionados.

Aunque la Real Academia se limita a decir que es “una persona amada o admirada con exaltación”, podemos hacer nuestra propia definición. ¿Será válido decir que es una persona cuyos logros colectivos y aporte para los mismos es fuera de serie? ¿Decir que es un ejemplo de esfuerzo y entrega dentro de su actividad? ¿Mencionar que es de nobleza y sencillez hacia la gente que le alienta? ¿O que es una persona que lleva con orgullo y dignidad los colores que representa? Creo no estar equivocado al decir que aquellos figurones de 68-69, los setentas o del Invierno 97 entran sin problema en cada concepto.

¿Tiene Cruz Azul algo cercano a un ídolo en las épocas posteriores al título de 1997? Para algunos, quizá muchos, una persona entraba en la categoría: César Fabián “Chelito” Delgado. Tipo que levantaba aplausos en la grada, que despertaba admiración con su gambeta, que hacía estallar el grito de gol en la fecha 7 ante Tecos con una anotación llena de magia. “El Chelito de la gente”… el que regresa el sábado con otra playera a rayas a más de 1000 kilómetros y 8 estrellitas de distancia en el palmarés nacional e internacional.




Habríamos de aterrizar el nombre del “adorado” rosarino a ver si cumple cabalmente con las virtudes del ídolo que Cruz Azul requiere:

- Los logros colectivos en la época de César Delgado fueron nulos. Ni siquiera una Final se logró disputar de la mano de su cantada frase “quiero ser campeón para ya irme a Europa” de cada seis meses; en los Clásicos desaparecía por completo (y lo sigue haciendo hoy en Monterrey). Podría discutirse la calidad de los compañeros con el por muchos dicho "él no puede solo", pero podría evaluarse a la vez cuál fue su aporte y entendimiento con los mismos, o cuántas veces realmente otros le echaron a perder el trabajo en instancias definitivas… por ahí un Miguel Sabah ante Chivas que falló oportunidades increíbles en asistencias del argentino en Cuartos de Final Apertura 2006 puede ser el “César hizo lo suyo y se lo tiraron a la basura”, ¿alguna más?

- Un tipo caminando en la cancha, mandando a no sé dónde (no quiero ser grosero) a sus compañeros cuando le piden bajar a marcar, con displicencia en el ámbito colectivo, con misteriosas “lesiones” de cuatro semanas fuera después de un trote de 10 metros… que en Olympique Lyonnais años después corre la banda de lado a lado, que barre, que pelea a muerte todas… ¿qué nos indicará eso en el ramo de esfuerzo y entrega en la cancha portando la Celeste?

- Tipos carismáticos y entregados a su afición hemos visto desfilar con la playera de La Máquina. Quizá quienes vivieron los setentas puedan hablar mejor que yo de cómo era el trato de los grandes ídolos hacia su afición. Los de épocas más modernas recordamos a un Oscar “Conejo” Pérez como ese tipo siempre accesible que ganaba la admiración desde los niños hasta los adultos; hoy podemos hablar de un Emanuel Villa como siempre entregado a su gente. ¿Lo era César Delgado? ¿Es un jugador que pide salir escondido de La Noria un tipo cercano a los seguidores? ¿Una persona que no gustaba mucho de la idea de las fotos con el público (para que “no le maltrataran su ropa de marca”) es alguien que se entrega a su pueblo?

- La identificación con los colores es algo tan sagrado para muchos. Si bien el fútbol es un trabajo y buscarás como todos el que mejor calidad de vida dé a tu familia, donde no hay “traidores” por cambiar de club (¿nosotros no nos cambiaríamos de empresa si la nueva garantiza bienestar a nuestra gente más querida?), sí al menos es importante honrar a quien te da el sustento en su momento. Recuerdo vagamente la historia de Julio Zamora, tentado por un directivo del América en plena cancha en Semifinal de 94-95 para vestirse de amarillo con jugoso contrato, a lo que “el Negro” respondió con rotunda negación. ¿Qué pasa cuando te llamas César Delgado y te busca fallidamente el odiado rival como refuerzo para Libertadores, y dices “si me quieren que no sea sólo para Libertadores, que hagan el esfuerzo y me lleven a la Liga”? ¿Qué acontece cuando tus compañeros sacan a sus niños vestidos de Cruz Azul y tú sacas a tu hija vestida de Rosario Central o cuando festejas tus goles levantando la playera y mostrando la de Rosario? ¿Te acuerdas y tienes mucha gratitud a quien te catapultó a Europa cuando en el festejo del título de Lyon llevas una bandera de Central pero nada de Cruz Azul?

Dicen que hay maneras de mostrar el apego a los colores. Mauro Camoranesi nos mostró la suya bañado en lágrimas cuando lo expulsan injustamente en Semifinal de Invierno 99 ante América en el Azteca, sabiendo que dejaba al equipo en desventaja numérica. 





César Delgado hizo lo propio con amplia sonrisa saliendo de cambio ante Atlante en Cuartos de Final de Apertura 2007, sabiendo al equipo eliminado y sabiéndose él ya fuera del club y ligado al Lyon.


 
Ese es “el Chelito de la gente”… el que a mi modo de ver tenía todo el derecho de regresar con Monterrey sin ser considerado “traidor” porque esto es un trabajo, ellos lo buscaron y nosotros no, a él convino darle a su familia esta oportunidad de bienestar. Lo que hay que preguntarnos es qué hizo cuando estuvo en Cruz Azul, si cumplió a cabalidad con los requisitos para ganar ese amor desmedido de mucha gente. Dicen que los ídolos están hechos a la medida de la exigencia de su afición… ¿nos estaremos relajando en la misma cuando antes era requisito ser un figurón en toda la extensión de la palabra y hoy se ocupa sólo dar gambetas y lucimiento en partidos de medio torneo? ¿Será que antes exigíamos como afición de equipo grande y hoy bajamos los estándares de la mano de los menores éxitos? ¿Daremos con esto el mensaje a la directiva de que ya no necesitamos equipos como antaño mientras nos den fantasía en el recorte y un par de goles espectaculares?

La mejor respuesta la tienen ustedes.

7 comentarios:

  1. ¿Puede ser ídolo alguien que a la menor provocación levantaba nuestra playera para mostrar "otros" cariños?, ¿traerá abajo la de Cruz Azul algún día para festejar un gol?, si el no tiene compromiso, nosotros los aficionados azules tampoco!!!

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  2. No es ningún ídolo. Nunca hizo nada. Solo 2 goles buenos vs equipos chicos, y vs los grandes siempre se escondio

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  3. Excelente post. Hace días mire la pregunta en facebook ¿Es un ídolo? Leí los comentarios a favor y en contra, la verdad algo parejo. Cuando miraba a Chelito me ilusionaba con que la maquina seria una vez más campeón, así como cuando veo jugar a Chaco (ya no tanto es la verdad) incluso al chavo Aquino. Chelito es un grande jugador, que ilusiono a muchos y al final se fue... Nuestra maquina carece de ídolos recientes como de campeonatos.

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  5. Buenísima entrada, algunos puntos no los había considerado como el tacto con la afición, pero está muy bien trabajado el post y deja en claro que César Delgado no debe estar ni cerca de ser un ídolo.

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  6. Tal vez no es un ídolo pero brindo lo q muchos en años anteriores y posteriores no han brindado(espectáculo) lastima q nunca hizo mas pues creo q le hizo falta mejores compañeros y q supiera q su valía como jugador no pasaba solo x lo individual, sigo creyendo q junto a Chaco, y Tito Villa serian una ofensiva de mucho peso.

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