Es evidente que algo nació en nosotros después de aquel
verano de 2001. Quizás suene a cliché cruzazulino desde entonces, pero la Copa
Libertadores es especial para todos los aficionados de este equipo. Vi joven a
ese equipo que dejó a la Boca en silencio como pocos, pero el recuerdo sigue
fresco.
Para la siguiente Libertadores que disputó Cruz Azul, el
equipo vivía momentos difíciles. Una transición inusitada, quizás forzada, partió
a ese Cruz Azul en dos equipos distintos durante una misma copa. Primero con
refuerzos extranjeros y una dirección técnica que jamás estuvo a la altura de
este equipo. Después, con Meza y un equipo armado esencialmente de nuestros
canteranos, logramos acceder nuevamente a una ronda de eliminación directa de
Libertadores.
Primero Deportivo Cali, equipo al que derrotamos sin marcar
en tiempo regular. Después llegó el poderoso Santos de Diego, Robinho, Alex,
Elano y otras figuras que hoy brillan o brillaron en Europa.
El Azteca sirvió en aquellos cuartos de final, igual que dos
años antes, como nuestra casa para la fase final de la copa. De nuevo un lleno,
de nuevo la ilusión, pero no pudo ser.
Tuvieron que pasar casi 9 años para que nuestro Estadio Azul
viera un partido de copa nuevamente. Los datos muestran que la ida contra
Santos fue el último partido de local que Cruz Azul disputó en Copa
Libertadores, pero si apelamos a lo estricto, nuestra casa, el Azul, había
recibido por última vez un partido continental el 13 de mayo de 2003, en aquel
0-0 que dejó poco definido y una tarea difícil para hacer en Colombia.
Hoy somos otros. Mucho ha pasado en 9 años y estamos cada
vez más hambrientos de victoria mientras pasan los años.
Esa emoción se sentía, parecía un partido de liguilla antes
del partido, la gente lucía feliz, ansiosa. Los precios eran más bajos que los
de liga pero era obvio que la gente no iba por eso, había una razón más
poderosa: esa copa que nos mueve la nostalgia, esa emoción de ver al equipo
entre semana mostrándose a nivel internacional es lo atractivo.
Fuimos testigos, sin exagerar, de uno de los mejores
recibimientos al equipo de toda la historia. Al margen de los llenos
impactantes del Azteca durante tres partidos consecutivos en 2001 (algo que nadie
ha hecho en la historia del futbol mexicano), lo que sucedió anoche en la
tribuna fue especial. Aunque suene cursi, el comportamiento del público durante
toda la noche salió del corazón. Antes de la goleada, la fiesta en el Azul ya
estaba armada.
La primera sorpresa agradable: El color de la tribuna. Las
plateas estaban prácticamente completas, la sección general presentó buena entrada.
En la zona de la barra, la tribuna norte, lucían los tirantes azul-blanco-azul.
Eran 7 que se cruzaban como en una cuadrícula. La
afición de la cabecera local seguía entrando, pero faltaba más, mucho más.
Ingresó el equipo y esperé el mosaico, pero lo que hubo en su
lugar me hizo sentir un escalofrío que hace tiempo no sentía en el futbol. La
afición gritaba, cantaba cada vez más fuerte. Decenas de cintas de papel volaron
por el aire y quedaron atrapadas en el enrejado que no fue retirado. Al mismo
tiempo, tres columnas de humo se levantaban imponentes con nuestros colores. Un
ambiente que en México no se ve. La tribuna cumplía y le mostraba a todos lo “frío”
que es ese estadio, como muchos necios intentan hacer ver.
Ambiente de Libertadores. En México, sólo nosotros. |
Comenzó el partido contra un Táchira que ya sentía el ahogo
de la altura desde que subió las escaleras que van de los vestidores a la
cancha.
Aquino era indescifrable para dos marcadores por la banda
derecha. Un tímido Vela encontró oportunidades, en especial una que estrelló en
el poste. El primer tiempo terminó y Cruz Azul ganaba por la mínima después de
un penal de Cortés y 45 minutos de posesión y manejo casi totales. Táchira
seguía sin ofrecer resistencia pese al constante apoyo de su gente.
Vinieron pocos pero no pararon. |
En el segundo tiempo se culminó la obra. En la tribuna
siguió el espectáculo con dos mosaicos sucesivos. La fiesta continuaba.
El primer mosaico: nuestros colores. |
El segundo mosaico después de unos minutos. |
En la cancha, temprano en el segundo tiempo, Perea cascó en
el área una pelota suelta y descargó su frustración con un violento disparo que
terminó siendo gol después de pasar entre las piernas del arquero. El
colombiano se quitó una losa pesadísima de la espalda con ese gol, y se notó
en su festejo. Táchira se veía cada vez peor, honestamente no porque Cruz Azul
hubiera sido especialmente avasallador. No tenían la pelota durante más de 4
toques, no llegaban a las marcas y Cruz Azul hizo lo que debe: ir al frente y
seguir buscando.
Entraron Maranhão y Giménez y la tribuna se levantó a
ovacionar. En poco tiempo el brasileño generó la primera y terminó en gol:
Orozco. Tiempo después, luego de una jugada rara, fea y llena de rebotes y
malos tiros, apareció Villa casi recién ingresado para conectar una pelota que
entró botando mansa a la portería.
En los minutos finales, para terminar de demostrar que se jugaba en un contexto internacional, comenzó el Cielito Lindo desde la tribuna, esa canción que por alguna razón se ha adoptado cuando un equipo mexicano participa en competencia internacional. Las plateas se contagiaron y comenzaron a cantar también en algunos sectores. En la barra se observaban los trapos (prohibidos por la Femexfut) con leyendas de distintas colonias. Se sentía un ambiente diferente, hasta de gala, pareciera. Dudo que haya otra afición mexicana que viva o haya vivido así esta copa.
Táchira llegó muerto de Venezuela, Cruz Azul
hizo lo que podía y debía: Golear.
Cruz Azul es el único equipo mexicano que no ha perdido en
lo que va del 2012 y en Libertadores culminaremos la segunda fecha como líderes
pase lo que pase con el resto de rivales.
Fue una noche que trajo de vuelta la Libertadores donde el
equipo nunca ha quedado a deber. En la tribuna la actitud fue irreprochable, fue una
noche en la que goleamos todos.
Siendo no aficionada azul, es un equipo que me agrada bastante. Me gusta ver feliz a la gente que quiero y tiene una pasión y amor por este conjunto. Ojalá algún día les retribuyan con la copa que anhelan desde hace tanto tiempo.
ResponderEliminar¡Excelente crónica, chamaco! Que fiesta hubo ayer en el estadio, la buena vibra volaba por todo el lugar.
Ojalá este espacio crezca mucho más. Sé que así será.
ayer , me emocionee tanto de ver jugar a mi equipo asi, pero sin duda lo k me puso la piel chinita fue el apoyo de la gente, el ver k la sangre no paraba de cantar , ojala y se llene el estadio en el proximo encuentro!
ResponderEliminarEste equipo que vemos en Libertadores y que pareciera el mismo de la liga, nos hace sentir que nos "alejamos" un poco de la corrupción y absurdos de nuestras autoridades futboleras mexicanas, nos hace sentir "internacionales" pero igual nos emociona como siempre y nos tiene y nos tendrá "ahi" cada vez que juegan
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